El baby ballet es un programa de complemento de iniciación a la danza dirigido a niños/as de entre 2 años y medio y 5 aproximadamente.
Es una disciplina que requiere paciencia y dedicación por parte del maestro, como así también comprensión y afinidad para conectar con niños/as que operan según su instinto y que comienzan a dar sus primeros pasos en el desarrollo de su reflexión y entendimiento. Asimismo precisa de un programa específico diseñado para el tratamiento de los más pequeños.
Por mi experiencia, puedo afirmar que los niños que practican baby ballet se diferencian de aquellos que no lo ejercen de forma notable, ya que la danza no solo los introduce en el desarrollo pleno de sus habilidades psicomotrices, sino que hacen uso de su creatividad y agudizan su percepción artística y prestancia gracias a la introducción de los ritmos de la música clásica y las nociones iniciales del ballet. Asimismo, el baby ballet establece las rutinas previas de lo que posteriormente será la clase de ballet – suelo, barra, centro, diagonales – a través del juego, la improvisación y ejercicios de copia y repetición que los bebés incorporan y asimilan con gran facilidad. También permite que el maestro pueda anticiparse en captar a aquellos niños que cuentan con una precoz predisposición a la danza y a la música, y trabajar expresamente con aquellos que naturalmente no están igual dotados o que su evolución es más lenta ya que, no todos los niños se rigen por un mismo patrón de desarrollo, ni habitan en el mismo contexto familiar y escolar.
El baby ballet les ayuda a incorporar hábitos de independencia, sobre todo a aquellos niños que no asisten a guardería o a jardín de infancia, y que aún no están acostumbrados a separarse momentáneamente de sus mamás; de modo que la breve clase de baby ballet es un buen comienzo para habituarse a emprender actividades sin la presencia materna, socializarse con otros niños a través de una actividad positiva e ir construyendo las bases de su propia identidad.
El baby ballet aborda la fase en que el niño va independizándose del adulto progresivamente y a través del juego y el movimiento aprende a relacionarse con otros niños e individuos. Sus movimientos, aún bastante rudimentarios se irán haciendo cada vez más claros aunque no podemos esperar la armonía y precisión de un alumno mayor. Por otra parte sus periodos de atención se van haciendo cada vez más amplios y suelen entusiasmarse con diversas propuestas de juego o de aprender cosas nuevas y les gusta experimentar e intentar repetidas veces determinados ejercicios.
También es el momento en que aprecian las historias y les gusta interpretar animales, personajes o distintas circunstancias ligadas a su habilidad imaginativa, lo cual promueve la creatividad del niño.
Definitivamente, es satisfactorio para mí ver el apoyo de las mamás que intentan que sus niños progresen el la danza, y me complace inmensamente su vocación de entrega. Puedo afirmar que si bien la labor no es masiva, es cuantiosa en calidad humana por parte de niños y padres que quieren integrar la práctica del ballet. En definitiva, el baby ballet trata de brindar las motivaciones y estímulos necesarios para un desarrollo feliz y eficiente, con la premisa de construir un espacio de arte, amor y comunicación entre bebés, papás y maestros.